La ‘XXXII Semana de Cine Mágiko” rindió tributo a la trayectoria de Paco Rabal

Familiares y amigos del actor se emocionaron en el acto

Crónicas de Siyâsa/Club Atalaya

“Sentirse emocionado y haber llorado varias veces”, esto fue lo que Benito Rabal expresó este jueves cuando recogió el cariñoso homenaje que, desde el Club Atalaya de Cieza, rindieron a sus padres, dos grandes actores del cine español de todos los tiempos.

A Paco Rabal y Asunción Balaguer se les recordó en el primer día de la ‘XXXII Semana de Cine Mágiko’, en una noche de fiesta en la que el público abarrotó de nuevo el patio del club.

De la mano de María Cano y Fernando Fernández, se dio paso a las personas que, de manera presencial o por imagen grabada, quisieron sumarse a este homenaje. Pedro Costa, familiar directo de Paco Rabal, quiso destacar, entre otros recuerdos, los orígenes humildes del actor y el tránsito de su niñez y su juventud cada vez que lo acogían en su casa de Águilas su abuela y su madre, “porque Paco Rabal era un hombre de clan”.

Asimismo, “el pintor Pepe Lucas, amigo de la pareja, destacó de ambos “la grandeza de su trayectoria profesional, que conjugaban con la humildad y la humanidad con la que trataban a todas las personas, independientemente de su condición social”. Lucas reconoció públicamente haber aprendido a llorar en el momento de enterarse de la muerte de su amigo Paco.

Por otro lado, Abel Martín, director general de la AISGE que vela por los derechos de los actores, actrices e intérpretes, destacó “la generosidad de Paco y Asunción por haber donado gran parte de su legado artístico a la fundación que presido”.

Además, Pedro Guerrero, Ginés García Millán, Pepe Villuela y Teresa Rabal también enviaron mensajes grabados de adhesión y cariño a Paco y Asunción.

Como complemento de los testimonios hablados, la chirigota de Águilas ‘Las Esturreás’ interpretó canciones relacionadas con el cine, la historia de Paco Rabal y el empoderamiento de la mujer, contagiando su alegría al numeroso público asistente.

El acto terminó con la proyección del documental Paco, mi padre, que su hijo Benito filmó en 1992 en la que rinde homenaje a la trayectoria profesional de su padre.

Finalmente, “fue una nueva noche mágica bajo las estrellas en este rincón, pequeño y grande a la vez, que es el Club Atalaya y que quiere alumbrar con su linterna las noches de agosto”.